lunes, 25 de febrero de 2013

El atentado contra la comisaria de Ondarroa en 2008 visto para sentencia

“De repente se escuchó un golpe muy fuerte, todo se volvió oscuro, salí despedido unos tres metros contra un archivador metálico que había en mi despacho y me refugié donde pude al ver que el techo se nos venía encima”. Así es como narraba uno de los Ertzainas el atentado que tuvo lugar el 21 de septiembre de 2008 en la localidad vasca de Ondarroa. Las declaraciones se produjeron durante la vista oral del juicio que tuvo lugar el pasado lunes 18 y martes 19 de febrero en la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en San Fernando de Henares. 

Por esta cuestión se encuentran procesados Asier Badiola e Ibon Iparraguirre. Ambos ya habían sido condenados a penas de cárcel por otros delitos relacionados con el terrorismo, aunque el segundo cumple condena en su domicilio dado que sufre una enfermedad crónica que pone en riesgo su salud. 

Asier Badiola e Ibon Iparraguirre. Fuente: EFE

En la vista oral, el primero en declarar fue Ibon Iparraguirre, quien sólo respondió en euskera a preguntas de su abogado y exculpó a su compañero Asier del atentado, alegando que no le ayudó en nada y que ni si quiera tenía conocimiento del atentado. Además justificó haberle acusado en un primer momento en la declaración policial por haber sufrido torturas durante el transcurso de los interrogatorios, llegando a escuchar de los agentes la frase "qué buena está tu mujer por delante y por detrás".

Por su parte, Asier Badiola, también respondiendo sólo a su abogado pero en castellano, negó haber participado en el atentado. Se excusó explicando que jamás ha usado el coche de su suegro y que durante el atentado estaba en la fiesta medieval que se celebra cada cuatro años en su localidad. Reconoció haber tenido contacto con Ibon pero sólo para prestarle ropa o dinero cuando éste lo ha necesitado, pero jamás para nada relacionado con el atentado. Por último, ante la pregunta de por qué en una primero declaración policial negó su participación en los hechos y en otra posterior rectificó y se autoinculpó, denunció haber sufrido torturas en la comsaria, hasta tal punto de tener que acudir al hospital por un fuerte golpe que le propinaron en las costillas.

El Ministerio Fiscal responsabilizaba los dos procesados de integrarse en ETA en 2006 y pasar a pertenecer al comando Tontor en 2008. Posteriormente, el 21 de septiembre de 2008 atentar contra la comisaria de Ondarroa. Para ello, Ibon Iparraguirre habría colocado un coche bomba cargado con 100 kilos del explosivo Amonal delante de la comisaría, y tras dejar el coche, lanzar contra el suelo dos cócteles Molotov (de los cuales sólo habría estallado uno) para hacer salir a los agentes y asegurar así el mortal éxito de su atentado. Mientras tanto, Asier esperaba con el coche de su suegro para garantizar la huída de Ibon. Por este motivo se les acusa de 18 asesinatos en grado de tentativa, puesto que resultaron heridos 13 agentes y 5 civiles, y de causar estragos por un valor total de 4.113.000 euros. Además, la acusación pidió para cada uno 20 años de cárcel.

Desperfectos causados por el atentado en Ondarroa en 2008. Fuente: El Mundo

Durante el atentado se sucedieron las declaraciones de testigos llamados por la acusación. Por un lado acudieron funcionarios de la policía autonómica vasca que analizaron el lugar del atentado. Coincidieron en la gran cantidad de desperfectos que se evidenciaban, el boquete en el suelo causado por el coche bomba, las dos manchas de los cócteles Molotov y la ausencia de restos de ADN, excepto una servilletas con sangre que dicen podrían pertenecer a algunas de las víctimas. 

Seguidamente tomaron la palabra algunos de los agentes que se encontraban en la comisaría en el momento del atentado. Relataron la angustiosa situación que sufrieron, como la descrita al principio de este artículo. Además, denunciaron sufrir secuelas, tanto físicas (como hernias) como psicológicas (trastornos de ansiedad, del sueño, etc.).

Después testificaron dos civiles que se encontraron con el coche bomba aparcado. Tras las sospecha de que podría tratarse de un atentado, decidieron retroceder. Sin embargo, la explosión les alcanzó, causándoles daños como la rotura de la aorta de uno de los ocupantes del vehículo. Ambos declararon sufrir secuelas como trastornos de concentración o jaquecas.

A continuación se dio paso a las pruebas periciales. De ellas se extrajo la presencia de 100 kilos de Amonal y en el lanzamiento de 2 cócteles Molotov. También se aclaró el coche bomba llevaba una matrícula doblada pero que el número de bastidor no había sido modificado. Además, diversos policías que siguieron la pista a los procesados aseguran que Ibon y Asier acudieron a Francia a reunirse con Txeroki, quien les dio orden de antentar contra una comisaría. Además aseguraban que mientras Asier hacía la función de lanzadera, llamó a Ibon para decirle "carrera ciclista", puesto que ese día se produjo en la localidad una. También defienden que las antenas de telefonía móvil les registraron en la zona el día del atentado.

Por último, como pruebas documentales se incluyeron los informes forenses realizados sobre ambos acusados, testimonios de otros juicios, un video de una cámara de seguridad en el que se ve pasara a un Peugeot 307 (supuesto coche bomba conducido por Ibon) y tras él un Audi 80 rojo (supuesto coche lanzadera conducido por Asier). Posteriormente sólo regresa el Audi 80. Además, se incluyó un informe del Defensor del Pueblo vasco que denunciaba que la policía no había dado acceso a la familia de los procesados a la grabación de las declaraciones.

En las conclusiones tanto el Ministerio Fiscal como la Acusación particular solicitaron las indemnizaciones para las víctimas y consideraron probados los hechos de los que se acusa a los procesados y se apoyó en el reconocimiento del atentado por parte de ETA. Por su parte la defensa de Ibon no se pronuncio y la de Asier intentó desmontar la acusación. Para ello afirmó que la sentencia que le acusa de pertenecer a banda armada no es firme, puesto que esta recurrida ante el supremo. Pidió que las declaraciones policiales de ambos no sean tenidas en cuenta, por falta de control judicial sobre ellas y or no poder probar si hubo o no maltrato, denunciando que no se garantizó el descanso de ambos, que no se produjese visita del forense y que a ambos se les cambió de abogado de oficio en la segunda declaración. Por esto y por no permitir el acceso a la grabación de las declaraciones defiende que se vulneró el derecho a la libertad y a la tutela judicial efectiva en relación con el derecho a la libertad de ambos, mencionando un caso similar en el que Estrasburgo absolvió a un belga acusado en un interrogatorio marroquí, por no poder probar que este se realizase de forma justa. Concluyó defendiendo que, en caso de que las declaraciones sean aceptadas, en ellas Asier es un mero colaborador, pero que en ningún momento se le acusa de realizar materialmente el atentado.

La vista concluyó con la negativa del Tribunal a conceder la prisión preventiva incomunicada a los acusados y dejando el caso visto para sentencia.

Siempre desde el respeto a la presunción de inocencia, podemos realizar una interpretación de lo visto allí. Realmente daba la sensación de que Ibon trataba de exculpar a Asier mediante la no declaración, pues como dice el refrán "quien calla otorga". De esta forma evitaría una condena de cárcel para su compañero, puesto que él ya está fuera debido a su enfermedad y su situación, en principio, no cambiaría demasiado si es de nuevo condenado.

Desde mi punto de vista, la oportunidad que nos dio la profesora de Derecho Procesal I, Elena Pineros, de presenciar este juicio fue realmente productiva. Pudimos comprobar en persona como se desarrollan este tipo de procesos y aprender acerca de detalles que si no observas en directo, resulta más difícil comprender.

3 comentarios:

  1. Al igual que el autor de esta entrada, tuve la suerte de asistir al juicio de los acusados Ibon Iparraguirre y Asier Badiola. En mi caso se trataba del primer proceso judicial al que asistía y no pudo haber resultado más didáctico. Dicen que se aprende más sobre el terreno que en las aulas y en este caso esa teoría queda demostrada.

    Ibon y Asier, Asier e Ibon. Da igual en qué orden se les nombre ya que ambos pertenecen a ETA. Dos terroristas a los que juzgaron en la Audiencia Nacional y que actualmente se encuentran pendientes de sentencia. Su vinculación, en mayor o menor medida, con el atentado de Ondarroa es innegable. Ibon trató de exculpar a su compañero aunque las pruebas dan como culpable a ambos. En unos meses se conocerá la sentencia.

    Durante las dos sesiones, tal como ha relatado Ígor, declararon los acusados, varios policías, testigos y demás personas implicadas en la investigación o en el caso. Un sin fin de idas y venidas de personas en donde todos contaban básicamente la misma versión. El suceso ocurrió de madrugada y ocasionó cuantiosos daños tanto materiales como físicos. Varios agentes resultaron heridos, además de algunos civiles.

    Este acto terrorista, a pesar de haberse supuestamente disuelto ETA, no quedará impune ante la ley y serán castigados justamente por el Tribunal. Ambos se encuentran condenados por otros delitos aunque Ibon no cumple condena en prisión por enfermedad como bien ha señalado el autor de la entrada. 13 policías y 5 civiles heridos y más de 4.000.000 de euros en destrozos. Sin duda lograron su cometido pero ahora deberán responder por sus actos.

    ResponderEliminar
  2. Yo también tuve la suerte de poder acudir al juicio en directo, y como bien dice Daniel en su comentario fue una gran experiencia didáctica como estudiante de Derecho.

    No puedo aportar muchos más datos sobre el suceso de los que ya ha aportado Ígor en el artículo, muy completo sin duda, por lo que me limitaré a dar mi opinión personal sobre el tema.

    Tenemos ante nosotros a dos acusados de pertenecer a la banda terrorista ETA habiendo colaborado con el mismísimo Txeroki y de haber cometido un atentado con un coche bomba de por medio. Estamos pues ante dos personas que no podrían merecer un indulto ante la justicia teniendo en cuenta la seriedad de los acontecimientos, ante los cuales Ibon, el principal acusado, parecía ya resignado a desmentir, afirmando su culpa. Es cuanto menos injusto, que esta persona no pueda ir a la cárcel debido a su enfermedad, y es difícil describir la sensación de injusticia que daba el tenerle a nuestro lado al acabar el juicio, libre entre el resto de personas.

    Asier, el acusado "lanzadera", por su parte llegaba a dar cierta sensación de inocencia, e incluso lástima, cuando esposado saludaba a su familia con una sonrisa. Estos hechos llegaban a conmover, pero no debemos de olvidar que por otra parte tenemos a la familia de los heridos, los cuales debieron y deben de estar pasándolo peor aún por lo sucedido.

    Aún queda por saber la sentencia final pero cualquier decisión que no incluyese el mayor número de años posibles me parece cuanto menos injusta. Sin embargo este juicio me ha ayudado a comprobar que necesitamos aprender muy duro de esta profesión para ejercerla correctamente, pues a veces juzgar a otras personas se vuelve una tarea realmente difícil.

    ResponderEliminar
  3. Se nos han abierto nuevas posibilidades, opciones y claro está, los ojos, desde que decidimos asistir a la Audiencia Nacional para ver este juicio. Es una opción al alcance de cualquier curioso/a o interesado/a en cómo se imparte la justicia, y creo que merece la pena en especial para los que nos estamos formando en Derecho realizar este acercamiento a la parte práctica de la profesión.

    No soy la única que lo ha considerado una experiencia muy positiva, y reitero que reveladora en el sentido de que solo en esta breve sesión ya hemos podido percatarnos de la imparcialidad y la frialdad que son necesarias a la hora de juzgar a quienes no son, ni mas ni menos, que nuestros semejantes. Entran en juego múltiples factores: el aspecto, el comportamiento, la expresión, la versión pactada con un eficiente abogado que formula las preguntas adecuadas...Y entonces no puedes evitar trascender los meros hechos y querer mirar más allá, elaborar tus propios juicios y basar en ellos la posible inocencia o culpabilidad de los acusados.

    En el caso de Ibon y Asier, ambos "presuntos" miembros de ETA aunque sus implicaciones fuesen más que evidentes, todos asistimos a este debate interno entre los sucesos narrados por el Fiscal y las propias víctimas, y la--en mi opinión--afinada interpretación de ambos acusados. Coincido con Ígor en la teoría de que los abogados de Ibon y Asier plantearon una estrategia con la cual exculpar o restar años de condena a este último en favor del primero, dado que sus condiciones de vida en arresto domiciliario debido a la enfermedad que hace inconstitucional su encarcelamiento no iban a empeorar por ello. Y por eso creo que desde el principio se organizó una puesta en escena adaptada de "poli bueno, poli malo", con un Asier del que habían abusado las autoridades para conseguir una confesión forzada e indefenso ante la justicia; que nunca había participado ni había tenido consciencia de ningún plan terrorista--"ni de eso ni de ninguna otra cosa" le defendió Ibon en euskera--; y que solo había ayudado con dinero y ropa a su amigo, viéndose ahora de repente separado de su familia y sus amigos por exigencias de la ley. Mientras Ibon era claramente el "más inculpado"--aunque reiteraba su inocencia y esgrimía también el argumento de la confesión forzada--, con un aspecto más desaliñado, actitud más hosca y desafiante y haciendo una declaración íntegra en euskera que precisó de traductor y suponía ya un distanciamiento con el público.

    Para mí las pruebas de la investigación policial son concluyentes y les señalan sin apenas margen de error, por mucho que la forzada animadversión hacia uno o la también buscada simpatía hacia otro puedan hacer titubear mi juicio interno quitándole peso a la implicación de Asier. Muy probablemente ambos pertenecen a ETA, ambos atentaron aquel 21 de septiembre contra la comisaría de Ondarroa y ambos deben ser penados por tan atroz acción que puso en juego la vida de al menos 15 personas.
    La justicia se lo debe a las víctimas.

    ResponderEliminar